Ir al contenido principal

Práctica 11. Miguel Ángel Bellod Ballester. Educación 2030. Obligatoria.

 

NO TE SALVES DE LA LITERATURA

Fuente

El oleaje arreciaba con fuerza mientras nosotros, trémulos ante la ferocidad de la madre naturaleza, pensábamos en nuestras últimas palabras antes de exhalar el último aliento. De repente, se hizo la oscuridad. Noté, sin ser consciente del paso del tiempo, cómo el cuerpo se había desgajado de mi cabeza, pero pronto el cosquilleo de una lengua me devolvió el latir de todo el aparto sensorial. Al abrir los ojos, una suerte de cucaracha gigante me hizo pegar un salto que ni el mismísimo Heracles podría haber hecho en uno de sus célebres trabajos. ¿Sería Gregorio Samsa o mi mente estaba siendo pasto de la locura?

Para despejar mi cabeza ante las incesantes llamadas del Hades, anduve por la playa en la que desperté. No sabía dónde estaba y apenas recordaba quién era. Quizá estaba transitando en el otro laberinto, en el laberinto de Borges; en el laberinto del tiempo. ¿Había de encontrar, pues, el hilo de Ariadna para escapar de este lugar o tenía que buscar la máquina del tiempo wellesiana? Recordaba vagamente historias de ficción que me alentaban a mantener el espíritu esperanzado, como si me hubiera embarcado en el viaje del héroe. Campbell estaría orgulloso de mí. El largo camino en la arena ardiente empezaba a minarme la moral lenta, pero inexorablemente. Debatía con mi alter ego sobre la fe, sobre cómo Moisés aguantó tanto tiempo en el desierto. Se me estaba agotando; empezaba a actuar más allá del bien y del mal. Me planteaba cualquier cosa con tal de sobrevivir. Ya no me importaba nada; quizá me estaba convirtiendo verdaderamente en el Übermensch de Nietzsche, como Don Quijote en sus aventuras.

El suave tejido de la luz lunar empezaba a caer sobre el manto acuoso del océano. Mientras, me introducía cada vez más en la oscuridad del bosque y en la oscuridad de mi ser. Seguía, sin embargo, las estrellas en un acto de fe, como si la pulsión vital de los homo naledi recorriera mis entrañas. Notaba que efectivamente estaba volviendo a los orígenes. De repente, hallé un oasis. Allí había un huerto y una biblioteca, no necesitaba más. En ese preciso instante hallé la felicidad en la candidez del lugar, esa candidez que me enseñó Voltaire. En otro acto de fe, abrí uno de los libros para que sus palabras guiaran mi destino. Lo que vi se convirtió en una auténtica epifanía: 

No te salves, Mario Benedetti.

No te quedes inmóvil

al borde del camino

no congeles el júbilo

no quieras con desgana

no te salves ahora

ni nunca

no te salves

no te llenes de calma

no reserves del mundo

sólo un rincón tranquilo

no dejes caer los párpados

pesados como juicios

no te quedes sin labios

no te duermas sin sueño

no te pienses sin sangre

no te juzgues sin tiempo [...].

Acto seguido, cogí un papel y la pluma de la estantería para escribir una carta sin remitente. Sin embargo, tenía la corazonada de que llegaría a la persona adecuada: “No te salves de la literatura”. Deposité la carta en una botella y la lancé al mar.  

¡Rin, rin! 

Sonó el timbre que marcaba el final de las clases. ¡Me había que dado dormido en la silla! Al salir, decidí ir a la playa con mis amigos y, mientras me bañaba, topé con una botella vieja. Se notaba que había experimentado muchas aventuras por el mar. Me di cuenta de que tenía un papel dentro y la curiosidad me pudo: “No te salves de la literatura”. En ese momento, tuve un extraño déjà vu que iba acompañado de una certeza: la educación era mi salvadora. A día de hoy, en 2030, sigo agradeciendo que la ficción siga formando parte de nuestra realidad educativa y extraeducativa. Gracias filosofía, gracias lengua, gracias ciencia, gracias literatura; gracias educación.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Webquest Grupo 1: Un día con Don Quijote

  Webquest grupo 1: "Un día con Don Quijote" A continuación os dejamos el enlace de nuestra Webquest, una propuesta realizada por el Equipo 1, formado por Ana Arroyo Botella, Miguel Ángel Bellod Ballester, Violeta Bernal Gálvez, Elena Espinosa Maciá y Sonia Gonzaga Goñi, con la que trabajar con el alumnado el género de la crónica a través de la primera parte de la obra El Quijote . La tarea final consiste en la realización de una crónica de sucesos sobre uno de los capítulos de la primera parte de la obra cervantina y la grabación de un podcast. ¡Esperamos que os guste!

Práctica 12. Elena Espinosa Maciá. ¿Qué hemos aprendido? Optativa

  Lo que INVTICUA21 me ha aportado... ¿Qué hemos aprendido? Una pregunta aparentemente sencilla, pero que hace que me replantee cada clase de esta asignatura. Sinceramente, creo que no te das cuenta de tu evolución hasta que no haces este tipo de reflexiones y te comparas con tu "yo" de hace unos meses... Antes de empezar esta asignatura nunca había escuchado hablar de constelaciones literarias, de PLE, nunca había hecho ningún relato multimodal, tenía una idea muy superficial de lo que eran los MOOC y los REA y mi cuenta de Twitter tenía más telarañas que la casita de los siete enanitos antes de que Blancanieves y los animalitos del bosque la convirtiesen en un hogar. Por no hablar de la creación de un blog donde cada semana iríamos subiendo nuestras prácticas. No os podéis imaginar la cantidad de videotutoriales que he consultado en YouTube para poder hacer muchas de ellas... No miento cuando digo que en muchas ocasiones me he sentido representada por este GIF: Sin embargo,...