Actividad 18. Ejemplos de actividades de escritura creativa (Juan Miguel Beneito Pérez). Ana Arroyo , Miguel Ángel Bellod, Sonia Gonzaga y Elena Espinosa.
Ejemplos de actividades de escritura creativa
1) Caligrama a partir del poema «Me hice libre», de Gloria Fuertes:
2) Escritura creativa a partir del poema
Unas veces me siento
como pobre
colina
y otras como montaña
de cumbres
repetidas.
Unas veces me siento
como un acantilado
y en otras como un cielo
azul pero lejano.
A veces uno es
manantial entre rocas
y otras veces un árbol
con las últimas
hojas.
Pero hoy me siento apenas
como laguna
insomne
con un embarcadero
ya sin embarcaciones
una laguna verde
inmóvil y paciente
conforme con sus algas
sus musgos y sus peces,
sereno en mi confianza
confiando en que una tarde
te acerques y te mires,
te mires al mirarme.
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Unas veces me siento
como apacible
brisa
y otras como tornado
de fiera
ventolina.
Unas veces me siento
como una marejada
y en otras como un mar
quedo pero con ansias.
A veces uno es
tiburón entre focas
y otras veces un pez
con las aletas
rotas.
Pero hoy me siento apenas
como una gris
colina
con un finito
prado
ya sin flores
bonitas
una plantita verde
pequeña y creciente
conforme con sus tallos
sus hojas y sus verdes,
sólido en mi esperanza
confiando en que una tarde
te vuelvas y te rías,
te rías al mirarme.
3) Escritura creativa a partir de la narración «El hilo de la fábula», de Jorge Luis Borges:
El hilo que la mano de Ariadne dejó
en la mano de Teseo (en la otra estaba la espada) para que éste se ahondara en
el laberinto y descubriera el centro, el hombre con cabeza de toro o, como
quiere Dante, el toro con cabeza de hombre, y le diera muerte y pudiera, ya
ejecutada la proeza, destejer las redes de piedra y volver a ella, a su amor.
Las cosas ocurrieron así. Teseo no podía saber que del otro lado del laberinto
estaba el otro laberinto, el de tiempo, y que en algún lugar prefijado estaba
Medea. Teseo llegó al centro y allí encontró a un
Minotauro desolado, aislado y sumido en la más dura de las condenas: la
soledad. Le sorprendió descubrir que tenía la capacidad de hablar. Le dijo que
todas las personas que habían entrado le habían rehuido y habían perecido
intentando salir del laberinto. Él, en realidad, tan solo quería hablar, contar
su verdad, la verdad que le había negado la Historia. Todo el mundo le
consideraba un monstruo que depredaba a las personas cuando era una simple
víctima de la literatura heroica. Teseo, asombrado ante el descubrimiento, no
asumió la valentía de desvelar la verdad y, con todo el peso de la
responsabilidad que le había asignado la Historia, acometió el mayor acto de
cobardía: mató al Minotauro y celebró todos los vítores del hito, aunque en su
conciencia siempre quedaría el sentimiento de culpabilidad.
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