¿Cómo superé la pandemia de 2020?
Cada vez que rememoro el
año 2020 un súbito escalofrío me recorre la espalda. Esto se debe a la pandemia
que asoló al mundo debido a la enfermedad Covid-19. De hecho, cada vez que lo recuerdo
me resulta impactante, ya que parece producto de uno de los libros que suelo
leer, esos que se ambientan en mundos postapocalípticos llenos de zombies,
armas nucleares, etc.
Cuando ocurrió este acontecimiento
me encontraba en el segundo trimestre de 4º ESO e irónicamente me alegre mucho,
pues podría estar en casa todo el día invirtiendo mi tiempo en cualquier otra
actividad que no implicase ver el “careto” del profesor de matemáticas; esta claro que no me cae bien… Sin embargo, los días pasaban y no poder ver a mis
amigos y hacer los típicos planes: ir al cine, a la bolera, etc., empezó a
desquiciarme, ya no sabía en qué invertir mi tiempo. Es cierto que los
profesores seguían ocupando un bello lugar en mi vida, nótese la ironía, pero
de forma virtual; nos mandaban actividades, lecturas… Así pues, realizaba todas
las actividades, pero no era suficiente para ocupar todo mi día.
Mi padre, que me conocía
mejor que nadie, me recomendó un cómic que se había leído en la infancia,
aseguró que me iba a reír y el tiempo se me pasaría volando. Esa última parte
fue la que más me atrajo, pues yo no era un gran fan de la lectura. Resultó que
el cómic que me había dado mi padre, El botones Sacarino, era de lo más divertido
y, sin dudarlo, comencé a leer más cómics.
Un lunes típico de
pandemia, mi hermano me vio absorto leyendo Watchmen. Él, maravillado porque su
hermano por fin leía, decidió mostrarme cuentas de twitter sobre cómics,
autores, teorías de los cómics… Yo, por aquel momento, ya tenía twitter, pero
desconocía todas esas cuentas. Sin embargo, cuando comencé a seguir a esas
cuentas otras me saltaron como “recomendadas” y así fue como conocí a Laura
Gallego, César Mallorquí, Jordi Sierra i Fabra, Carlos Ruiz Zafón, entre otros.
De toda esta experiencia lo mejor era poder interactuar con los autores por
twitter, ya sea felicitándolos o reprochándoles la muerte de tu personaje
favorito.
Así que sí, de los
cómics pase a las novelas de aventuras, de fantasía y de intriga. De Jordi
Sierra i Fabra leí una gran cantidad de obras, pues la extensión no era muy grande, recuerdo leer El asesinato de la profesora de lengua, Kafka y la muñeca
viajera, Diez días de junio (Inspector Mascarell), Ocho días de Marzo
(Inspector Mascarell)… A diferencia de las lecturas de Jordi Sierra i
Fabra, con Laura Gallego me adentré en el mundo de la fantasía con títulos como
Todas las hadas del reino, El valle de los lobos - Crónicas de la
torre (esta saga me encantó), La emperatriz de los etéreos y El libro de
los portales. Asimismo, de César Mallorquí leí Las lágrimas de Shiva,
una obra que me dejó estupefacto. Y, finalmente, conforme la pandemia iba
aminorando comencé a leer obras que tenía mi hermano de Carlos Ruiz Zafón como El
príncipe de la niebla o Marina.
Recuerdo que, aun habiendo
una sensación de malestar en casa por la pandemia, fue uno de los períodos más
felices de mi vida, pues conocí lo que era realmente leer y las sensaciones que
dejaban en ti: emoción, tristeza, alegría y, seamos sinceros, un cierto vacío existencial cuando
se acababa aquella obra que tantos sentimientos te había generado.
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