Sonrisas y lágrimas
Se
hace difícil describir el maremágnum de sentimientos que luchan por salir a
relucir en estos días. Por un lado, soy la persona más feliz por estar
terminando el máster y, por fin, estar más cerca de la realización de un sueño
infantil: llegar a ser profesora. Sin embargo, por otra parte, están los nervios,
el miedo por lo que me deparará el futuro y la tristeza por dejar atrás esta
etapa de mi vida.
Dentro de poco, lo que quedarán serán los recuerdos de todo aquello que hemos vivido y aprendido. Hace ya unos meses que comenzamos ilusionados las clases del máster, donde hemos recogido experiencias en el mundo de la enseñanza y hemos tenido la oportunidad de conocer a nuevos compañeros y profesores. Los primeros, con similares inquietudes profesionales a las propias, con los que poder compartir ilusiones y miedos; los segundos, con la experiencia y conocimientos que esperaba poder disfrutar y asimilar.
En
este punto, no puedo dejar de mencionar a los profesores que hemos tenido en
#INVTICUA21, porque, si de todos hemos podido ir recabando conocimientos con
los que llenar nuestra mochila, sus clases han sido un torrente incontrolable
de ellos. Nos han ofrecido la posibilidad de descubrir un inseparable compañero
en las TIC, donde antes tan solo atisbábamos un borroso y lejano provecho. Todo
ello, con una originalidad y creatividad docente a las que tan solo sueño con
acercarme algún día.
No
puedo negar que mis expectativas del máster se han cumplido en gran medida. Por
ello, me digo a mí misma—susurrando,
eso sí—que puedo estar orgullosa
y completamente feliz de haber tenido la oportunidad de formar parte de esta
experiencia y de haber aprendido infinidad de herramientas, que seguro que me
ayudarán en mi devenir profesional.
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